Sostenibilidad fiscal
Los sistemas tributarios y la política fiscal deben construirse para garantizar los derechos económicos, sociales, culturales, ambientales de manera sostenible, pensando en la generación presente y futura. Los ingresos tributarios son la principal forma de financiamiento de los países, y hoy, distintos países de América Latina tienen déficit fiscales, lo que implica tener mayores niveles de deuda pública, mayor pago de intereses año a año, y menos recursos para el financiamiento de los derechos.
Debemos avanzar en la construcción de sistemas tributarios que garanticen una recaudación suficiente para que exista un encuentro entre generaciones, y que los ciudadanos cuenten con herramientas de transparencia, control y auditoría de recursos fiscales.
Externalidades e incentivos
Para que el desarrollo sea sostenible, los impuestos deben garantizar equilibrios más allá de los económicos. Por eso, los impuestos, contribuciones y tasas, deben diseñarse buscando objetivos que respondan a los grandes desafíos que hoy enfrentamos como humanidad: cambio climático y garantización de derechos humanos (acceso al agua, equidad de genero, desigualdad).
¿Quién asume el costo de la contaminación? ¿Quién se hace cargo del aumento del costo en salud por la contaminación del agua o del suelo? ¿Quién soporta el impacto de la disminución de la calidad de vida en las regiones más golpeadas por el cambio climático?
Un sistema tributario sostenible debe corregir comportamientos haciéndose cargo de las externalidades negativas (emisiones de CO2, generación e incinearción de residuos, uso de vertederos, contaminación de suelo y agua).
También deben diseñarse mecanimos que permitan reemplazar los actuales incentivos tributarios a ciertas actividades económicas que atentan contra los desafíos climáticos y sociales que enfrentamos. Necesitamos incentivos que premien actividades ambiental y socialmente sostenibles.